Según GARCÍA ARETIO (2001, pág. 130), las perspectivas de la evaluación en cuanto a la función de tutor pueden resumirse en el desempeño de las siguientes tareas: orientadora y académica. La primera centrada en el área afectiva y la segunda toma su centro en el ámbito cognoscitivo. También se debe agregar la función institucional de nexo y colaboración con la institución.

Las funciones de orientación se pueden resumir en las siguientes tareas:

• Evitar que el alumno se sienta solo, proporcionándole vías de contacto con la institución.

• Ayudar a aclarar cuáles son sus metas y objetivos sobre cómo utilizar el material, orientación ante las evaluaciones y frente al rol del tutor

• Orientar al alumno en la resolución de los problemas personales que influyen en el aprendizaje, ya que el alumno adquiere confianza en sí mismo cuando descubre cuál es su mejor manera de aprender.

• Suscitar la interacción del grupo tutelado, favoreciendo la comunicación entre sus miembros, y la realización de trabajos en grupo que fomenten el aprendizaje colaborativo.

• Ayudar a superar las eventuales dificultades a fin de que el alumno se dé cuenta de todo lo que significa que éste avance en el aprendizaje respetando su estilo cognitivo y su ritmo personal.

• Asesorar en la utilización de diferentes fuentes bibliográficas y de contenido, a fin de incentivar sus estrategias de trabajo intelectual y práctico (cognitivas y metacognitivas), la interacción mediática con nuevas tecnologías.

Los tutores son seleccionados de acuerdo con el diseño del curso. Desde la perspectiva académica, las tareas que debe realizar un tutor se basan en cuatro funciones:

• Función diagnóstica: se trata de determinar los saberes previos, destrezas y actitudes mínimas que debe reunir el alumno, esto se puede realizar a través de una evaluación diagnóstica.

• Función informativa: informar a los alumnos sobre los objetivos y contenidos del curso o materia en cuestión.

• Función de guía del proceso de aprendizaje: el tutor debe mostrar las diversas metodologías de estudio del curso, esforzarse por relacionar los objetivos y contenidos de estudio con las necesidades e intereses de los alumnos justificando su utilidad.

• Función de evaluación: mediante la evaluación de los diversos trabajos que se solicitan como seguimiento de los alumnos, para lo cual, es necesario que el tutor tenga claro qué conocimientos, destrezas y actitudes se buscan desarrollar a partir de los mismos.

c) Función institucional y de nexo Las funciones anteriores deberán complementarse a las de enlace entre alumnos e institución. Estas funciones precisan de la clarificación de las características, dimensiones y organización de cada institución en particular.

Función de la evaluación:

El principal propósito es el de aumentar la comprensión y la atención de lo que se está experimentando y contribuir a los significados atribuidos, por los diferentes actores involucrados en el curso educativo, el programa o la iniciativa.

En cualquier caso, la evaluación, es una negociación política y refleja, en última instancia, los valores y supuestos que se tienen respecto al propósito y la práctica de la educación.

Estos valores y supuestos que se tienen respecto a la educación y que son reflejados en cualquier diseño educativo o en cualquier curso pueden también ser considerados bien sea como esencialmente regulativos o como transformadores.

Básicamente, los valores y los supuestos imbuidos en cualquier aproximación al diseño educativo y a la evaluación adoptaron los siguientes dos elementos:

• Informan la perspectiva tomada y los resultados que se obtuvieron

• En última instancia determinan para quién se dirigen y quién se beneficiará

En términos de la práctica de la evaluación, el caso más frecuente consiste en que entre más regulativo sea el propósito de la evaluación más objetivo y positivista tiende a ser la perspectiva tomada; y por otro lado, entre más transformativo sea el propósito más subjetiva e interpretativa.

La “investigación de la acción” es, hoy en día, una perspectiva, basada en la práctica, que está bien establecida y que se dirige al desarrollo de la práctica y teoría educativa.

Las características de la investigación de la acción pueden resumirse de la siguiente forma:

• Es situacional- trabaja en un contexto especifico.

• Es normalmente colaboracionista- grupos de investigadores y de practicantes trabajan juntos en un proyecto.

• Es participativa- los miembros de los equipos toman participación directa o indirectamente en la implementación de la investigación.

• Es auto- evaluativa - las modificaciones son continuamente evaluadas dentro de la situación imperante.

• El objetivo final consiste en la mejora de la práctica en algún modo u otro. (Cohen y Manion 2000).